Feliz primer año DYD!!!!!

Comentario del autor:
Este cuento fue escrito hace mas de un año, eso se los aseguro. Es algo que escribi para una situacion, un lugar y una persona quien por cierto es la personita mas linda de TODO el planeta y a quien AMO incondicionalmente y de la manera mas cursi posible: Ivonnita mia. Esta basado en un hecho real y quien no lo quiera creer... que no lo crea, jeje.
Muchas gracias a todos y cada uno de ustedes quienes a lo largo de este año me han leido, comentado han reido, llorado y sentido coraje con mis cuentos, con las cosas que salen de mi mente, quienes se han involucrado con Braulio, Diana, Dalila,Silvia, y con todos los personajes que han salido de las hojas de mis cuadernos (como la nueva imagen del blog que espero les guste) , saltaron al ciberespacio y luego a sus mentes para hacerlos suyos tanto como son míos.

MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS!

Feliz Aniversario DyD!!!

El Desve que hoy se siente muy feliz!

Tres Palabras: Ivonne, te amo.


Yenalli
y el enmascarado


El sol lucía un poco triste desde hacía un par de horas. Desde la ventana de la torre mas alta, Yenalli lo había estado observando desde que salió, y seguramente, lo observaría hasta que se ocultara por completo. Haría cerca de tres horas que estaba arreglándose. Ni ella misma entendía el porque de tanto empeño, si ni siquiera estaba un poco interesada en ir a "la estúpida cena esa".
-Tienes que ir- Había oido repetir hasta el cansancio a su madre, desde hacía semanas- Eres la princesa. La princesa no puede faltar a su presentación en sociedad.
Río un poco irónicamente. Esa noche, mas que "presentarla en sociedad" iban a dar un magnífico festín para "la alta sociedad", esa clase alta que detestaba y a la que odiaba pertenecer . Habian ocurrido antes, le sorprendia la facilidad con que la alta sociedad daba grandes celebraciones por todo y comian y bebían hasta embriagarse. Odiaba pertenecer a una clase tan opulenta y egoista.
"Uno se queja a veces de las idioteces que nos suceden a diario (por que son idioteces)y no nos ponemos a pensar que hay gente que sufre en realidad"-pensó, de nuevo mirando hacia el exterior de palacio, buscando alguna señal de contacto humano, pero las grandes areas boscosas que cubrian al castillo no la dejaban llevar su vista mas alla. Esperaba encontrar a alguien que la salvara, no un principe azul, sino alguien humano...

Pero en fin...

Resignada a enfrentar aquel destino, Yenalli fue a ponerse el vestido que su Madre había escogido que usaría ese día.

Pero al mirarse en aquel gran Espejo que había en su alcoba algo cambió de repente. La que le devolvía la mirada no era ella misma... más bien era la " ella" en la que sus Padres y la sociedad querían convertirla...

Menos de un minuto mirándose fue bastante para que tomara una decisión que cambiaría todo...

Le tomó menos de 20 minutos deshacerse de todo el esmero de arreglarse que le había costado la mañana entera. Se deshizo del vestido, el maquillaje y las joyas y se escabulló al cuarto de la servidumbre, donde encontró unos pants negros desteñidos y unos lentes oscuros, que le harían pasar desapercibida.

Fue por último su alcoba, donde tomó su cartera, llena de billetes, su chequera, la tarjeta de su cuenta en el banco y la american express (Por si las dudas).

Antes de darse cuenta, había burlado a la seguridad y estaba fuera del palacio.

" ¿y ahora?" Pensó. Algo era seguro: no iban a saber de ella en un largo tiempo. No pensaba regresar. Al menos, no ese día. ¿pero qué haría entonces? Llevaba tiempo caminando cuando en el bolsillo del pantalón encontró unos boletos del metro. Había oído mencionar el metro pero jamás había viajado en el. Sin pensarlo abordó un taxi y le pidió al conductor que la llevaran metro más cercano.

Poco importó la sorpresa del conductor cuando ella pagó con un billete de 500 o la sorpresa de los usuarios del metro ante su torpeza para introducir el boleto: lo importante era huir, perderse...

Y si, una vez abordó el vagón, se perdió por completo.

No supo cuántas veces bajo y se volvío a subir en diferentes estaciones. Se confundió entre tantas estaciones, direcciones, y correspondencias. Comenzó asustarse, pero se tranquilizó pensando que al salir (si todo salía mal) podía tomar un taxi que le llevará al sheraton. Tal fue su angustia que decidió bajar y seguir por fin aquellos letreros que decían "salida".

Al salir se encontró con una calle casi desierta, parecía que aquella estación no era muy visitada, o tal vez no había mucha gente a esa hora, no lo sabía. Ella no acostumbraba viajar en metro. De hecho sólo acostumbraba viajar en limosinas o autos blindados. Ahora la idea del taxi al sheraton no parecía tan mala... El problema era que no pasaba ni un solo taxi por donde ella se encontraba. Cargada de dinero, huyendo de su real destino sin saber siquiera donde estaba, comenzó a caminar.

No le tomó mucho tiempo perderse. Sin saber cómo, llego a una calle donde corría lo que parecía ser un río cercado por concreto. Tan cansada estaba que fue a sentarse la orilla, mientras aún había sol. Miraba el agua que corría (que por cierto no estaba muy limpia) y entretanto pensaba en todo lo que había pasado. Ahora estaba perdida, debían estar buscandola por todos lados y lo peor era que no podía volver... Eso sería como admitir su error.

Sin darse cuenta, sin saber cómo ni por qué comenzó a llorar. Las lágrimas rodaron por su cara, como perlas. No sabía si lloraba porque estaba perdida o porque se estaba convirtiendo en algo que no quería ser. " muchas quisieran ser princesas" le había dicho alguna vez la institutriz. " si-pensó-pero esas muchas no saben todo lo que implica"... El no poder tener amigos, ni vida privada ni una vida normal... Ella sólo quería ser normal...

De pronto, notó que alguien se acercaba a su derecha: un sujeto con una máscara y una capa plateadas.

Estaba paralizada del miedo. Quería levantarse, irse pero no podía.

El enmascarado busco algo en el bolsillo de su pantalón y Yenalli estaba cada vez mas nerviosa y asustada. AL final, el enmascarado le ofreció un pañuelo. Yenalli lo tomo, como dudando.

-gracias -dijo tímidamente.
-de nada-dijo el enmascarado. Algo en su voz tranquilizó a Yenalli..denotaba inocencia...-¿cómo te llamas?- dijo sentándose a su lado - ¿por qué lloras?
-¿y esa máscara? --soltó ella para no responder ni lo uno ni lo otro.
-er...-Titubeó el enmascarado-es que debo usarla, soy luchador.
-Ah...-Dijo ella-parece que acabas de asaltar un banco...
-mira quién habla-contestó el- pants, capucha, lentes oscuros...
-estoy de incógnita -dijo casi sonriendo.
-entiendo...
-¿de verdad eres luchador?-Preguntó Yenalli, interesada-¿y esa guitarra?-Dijo reparando por primera vez en el estuche que cargaba con él.
-Mmm...-Dudó el-se la guardo a un amigo...
-Ah...
-¿y qué te trae por aquí?-Preguntó el-¿qué haces aquí en el gran canal del desagüe?
Eso explicaba lo turbio del agua.
-pensando-dijo ella lacónica-¿y tu?-Le dijo desafiante -no deberías estar ya en el estadio?
-Eh?
-eres luchador, no?
-Ah, la arena-dijo el-la verdad es que yo también vine a pensar...
-¿cómo te llamas?-Preguntó Yenalli.
-me llaman Tórek el plateado-respondió, inflando el pecho.
-¿y vas a luchar hoy?-Preguntó-¿has ganado muchas peleas?
Tórek que se quedó callado, como pensando.
-hoy es mi primera lucha -dijo por fin-mi presentación, mi debut.
-Ah, sí?
-sí...
-y no deberías estar.. -comenzo Yenalli.
-sí-dijo bajando la cabeza-si debería, pero... No voy a ir.
-¿qué? -dijo ella-¿por qué?
De nuevo se quedó callado, como pensando en que decir. Sus manos se movían nerviosamente. Al cabo de un rato, soltó:
-me estoy convirtiendo en algo que no quiero ser,-dijo el-yo realmente no quiero ser luchador...
-te entiendo...-Dijo ella.
-es una cosa de familia-dijo-mi Padre es " León, el dorado" antes de retirarse y aún ahora es una leyenda de la lucha libre. Tan sólo una derrota en 35 años de carrera.
-Ah...-Dijo ella. No tenía ni idea de lo que hablaba.
-desde niño me tienen entrenando, saliendo a correr las mañanas, dos horas de gimnasio diarias, con dieta macrobiótica... Hace tres años dejé la escuela... Y todo para que hoy, a los diecisiete años estuviera preparado para mi debut. Llevo poco menos de dos años usando la máscara, casi a toda hora... Ahora, es casi parte de mi piel. Y así me siento, siento que llevo una máscara que no me deja ser yo mismo...
-y le has dicho tu Padre?-Preguntó ella.
-cientos de veces -dijo el-pero dice que éste es mi futuro, que para esto nací, que este es mi destino por ser hijo...
-del rey...-Dijo ella, sintiéndose súbitamente identificada con Tórek.
-que?
-digo... Tu Padre fue... El rey de la lucha, no?
-Ah, sí...-Dijo Tórek-supongo. Ahora todos deben estar esperando... Dije que iba la tienda hace una hora.
Cada vez se sentía más identificada con él.
-y qué piensas hacer?-Preguntó Yenalli.
-nada-respondió el-pasar la noche por ahí... Aparecer mañana y afrontar el destino.
-yo también huyó del destino...-Dijo ella.
-vaya-dijo el-es contagioso.
Yenalli río. Era la primera vez que reía de verdad en toda una semana. Tórek la miró y río.
-¿qué?-Preguntó ella.
-nada -dijo el -es que... Te ves linda cuando sonríes.
Ella también lo miró. No había reparado en los ojos, que se le veían por las aberturas de la máscara.
-¿qué?-pregunto el ahora.
-es que... Sus ojos... Se ven tan... Tiernos. Tus ojos representan lo que tú eres realmente.
Se miraron. Sonrieron. Sus labios se fueron acercando más y más.
Y de repente...
-no te voy a besar con máscara -le dijo ella.
-Pero quítate los lentes-pidió el.
No pasaron ni cinco segundos cuando sus labios se unieron en un beso profundo y tierno, libre de máscaras y secretos.
Al separarse, Yenalli lo miró bien. La expresion de un niño pequeño en su cara , el cabello negro, negrísimo, y unos ojos que, al menos a Yenalli le parecían los mas hermosos del universo.
Tórek pudo mirarla bien. Era hermosa... Su piel.. sus ojos, su cabello... su sonrisa, encantadora... parecía, sin temor a equivocarse un angel.. tan perfecta, tan hermosa, tan tierna... tan real... ¿Real?... Miro bien su rostro y se dió cuenta de que ya lo habia visto antes, en otra parte....
-tu eres-dijo entre sorprendido y asustado
-Sí-respondió ella
-pero en las noticias dijeron que tú...
-sí...
-pero hoy es tu...
-Sí
-o sea que...
-sí-dijo ella finalmente-Ya cálmate chico.
-yo te a...-Comenzó el.
-yo también-dijo ella rápidamente y se fundieron en más besos y caricias.
Llevaban unos minutos de conocerse y sin embargo, sentían que eran tan iguales... Tan compatibles... Como si fueran uno mismo.
Y cuando el amor es así...

-y entonces?-Pregunto el al cabo de un rato.

No lo pensaron mucho. Se tomaron de la mano y se marcharon en el primer autobús con destino a un lugar donde no pasaba el tiempo, donde a la gente poco le importaba saber de princesas, o de lucha libre, donde pudieran vivir una vida normal y ser felices para siempre.

Penjamo Guanajuato, para ser exactos.

Una vez mas, solo una oportunidad mas.




ADVERTENCIA: si quedaste satisfecho con el cuento anterior te recomiendo dar la media vuelta y no leer este post. Regresa por aqui el 23 de Noviembre, primer aniversario de DyD.


Comentario del autor.
(Denle Play.)

A mi no me gusta hablar sobre el destino, porque cuando alguien habla de el, siempre se equivoca. Decía el personaje de una película gringa: "La vida es como una caja de bombones, porque no sabes lo que te va a tocar". CIerto, muy cierto y sin embargo a muchos no les acaba de convencer.
Lo cierto, es que a veces, llámenle como le llamen "El destino" nos lleva por caminos que nosotros mismos no sabemos cuales serán y hacia donde nos llevaran despues. Las personas, en momentos dados de la vida tomamos caminos insospechados que a veces nos separan de algo, alguien o de algun lugar. Caminos que nos llevan a separarnos de lo que queremos, de quien queremos y de quien nos quiere. Caminos que nos obligan a ir por senderos distintos y talvez separados, conservando siempre la esperanza de regresar al punto desde donde partimos.

Un saludo desde la tierra de mis ausencias y aqui está lo que muchos pidieron: Braulio y Diana.
Nos vemos el 23 de Noviembre.
Desvelado, que hoy le hace mas honor a su nickname.



Braulio y Diana.
(Braulio y Diana)

No sabía cuanto tiempo había pasado. Las heridas, cuando uno tiene voluntad, cierran y se curan pronto. A veces cicatrizan, si, pero siempre cierran si uno tiene voluntad y el mismo era la prueba viviente. Ahora, se sentía diferente, su modo de ser a veces tan egoísta había cambiado por completo. Como decían por ahí y a el se le hacía harto cursi, era : "Como el ave fénix que renace de sus cenizas" y alguien por ahí le agregó "El tiempo es muy sabio". Se había vuelto mas tolerante a ese tipo de cosas e incluso consideraba por ratos la idea de ser mas tierno y romántico a veces. Solo faltaba que tuviera con quien y se diera la oportunidad de serlo. Pero hacía tiempo que no tenía la oportunidad. Como sea, se había convertido en una nueva persona, eso era claro.

Las cosas, iban de mal en peor. No podía con ella misma, ni con el desmadre de vida que llevaba. Vivía al día sin preocuparse demasiado de nada y la verdad ya ni la escuela de danza, que era lo que la hacía salir de su letargo autoimpuesto le interesaba.Sin embargo, su vida, según sus primas era perfecta: Joven, guapa, alumna y una muy buena de la academia de danza y ademas próxima a casarse con un sargento segundo. A ella, no le parecía estar viviendo en la fantasía que todos le pintaban, no le parecía estar viviendo la vida perfecta. A veces añoraba el pasado... ese pasado del que ya no quería acordarse ese que ya no le importaba. No sabía cuanto tiempo llevaba asi, pero irónicamente llevaba perfectamente bien la cuenta de los días desde que recibió la llamada: 2 años, 10 meses.

Había tenido un presentimiento extraño en los ultimos días, como si algo le aguardara en alguna parte. El deseo de seguir un impulso que ya no tenía desde hace mucho, un impulso que lo guiaría seguramete a un lugar al que no debía ir o en el que no debería estar. El deseo impulsivo y estúpido de cerrar los ojos y correr hacia donde el corazon le guiara, que, fuera donde fuese, no podía ser peor que a donde lo guío esa noche fría de octubre: La noche en que no se avergonzó de sentir.

No lo busco, ahora que lo pensaba mas friamente. No quiso localizarlo, no lo llamo, no hizo ningun intento por saber de el y si mal no recordaba esa noche, fue la última vez que escucho su voz. No vivían ni remotamente cerca, asi que la idea de encontrarlo casualmente nunca rondó su mente y el hecho nunca ocurrió. Le dolía admitirlo, pero pensandolo bien, ella había sido la que había esperado su llamada con ansias, la que había deseado fervientemente que la llamara, que volviera a repetirle que la amaba y que quería estar con ella... Y sin embargo, la llamada jamás llego...

...pero su orgullo le había impedido llamarla y hacer como el hubiera querido. La llamada ya había llegado, el había dado todo de si, la había llamado, se lo había dicho... Se lo había dicho a pesar de que lo único que le había oido decir, de hecho lo último que le había oido decir era que no quería hablar con el. A pesar de que en la última cita, solo había discutido, y la había dejado sola en aquel café.. Justo el día que descubrió, que admitió, que estaba enamorado de ella...

...justo ese día, 2 años y 10 meses despues, descubrió que realmente estaba enamorada...

... pero nada podía hacer...

...mientras la desesperación se apoderaba de su vida...

... y sin embargo ese día sentía que algo le aguardaba...

...se vió de nuevo en el espejo y pensó...

... que si tuviera una oportunidad mas, una vez mas...

... sería feliz, se daría permiso de ser feliz, sería feliz de estar con el,...

... nada mas importaría...

... y al fin se amarían como siempre habían querido hacerlo.

Pero el destino lleva por caminos insospechados.

Iba extrañamente melancólico y, como siempre, caminando sin rumbo, aunque por un camino distinto a los que frecuentaba. No le gustaba ir al centro, pero ese día las ganas le habían guiado mas que el mismo. Hacía frío como cada diciembre, y como cada diciembre, el centro estaba lleno de puestos donde se vendían adornos, árboles y otras cosas navideñas. Fue caminando sin rumbo donde prendío el cigarrillo ("ya lo estaba dejando, ya lo estaba dejando") y , para evitar los puestos, cruzó la calle, hacía la acera que estaba un poco mas despejada.

Fue cosa de un instante.
Ahí estaba, ¡Si!, ¡Alli estaba!. Viendo el aparador de una tienda, tan hermosa como siempre. Derramaba ternura, dulzura. Sus ojos estaban tan lindos como siempre, su pose de indecision que el conocía tan bien, que nadíe como el conocía tan bien. Y quiso detener el tiempo por un instante, que la gente se detuviera que todo se detuviera un segundo en nombre de el, en nombre de ella... En nombre del amor...
La gente iba con prisa y los empujones le acercaron cada vez mas a donde ella estaba.
Se congeló por un instante. No supo que hacer.

Al final, decidido se acercó... le tocó el hombro, tembloroso.

Ella volteó.

Se miraron y no necesitaron decir nada. No había tiempo para decir nada, esta era su oportunidad, su momento, lo que tanto habían esperado desde hacía tiempo.

2 años, 10 meses.

-Diana- le llamó quien sería su madre, acompañado de una mujer tambien muy parecida a Diana, talvez su hermana mayor- Vamonos niña, que nos falta ir por el vestido...

El la miró, sin comprender del todo.

-Andale niña- le dijo su madre y la tomaron cada una por un brazo.

Ella luchaba, desesperada, pero la marcha del destino era inevitable.

Asi, la apartaron de nuevo de su vida, sin haberle dicho ni siquiera un último "Te amo".

Y mientras pensaba en correr detrás de ella, miró de reojo el aparador de la tienda y vió el hermoso vestido de novia blanco que había en la vitrina.
..

FIN.